¿El juego del calamar? ¿Qué no habían cerrado ese antro? Pero claro que no, faltaba la temporada 3, que en realidad es una extensión ridícula de la temporada 2. Luego del éxito mundial e indiscutible de El juego del calamar en el año 2021, no hubo manera de detener que se retomara la historia y se buscara explotar un poco más el fenómeno. No es un pecado, esto ha ocurrido con series, miniseries, películas, novelas e historietas a lo largo del tiempo. Lo que suele ocurrir es que el original sigue siendo la referencia obligada mientras que las secuelas están destinadas a tener un par de chispazos y nada más. Es lo que pasa con El juego del calamar 3, que es bastante insufrible, pero aun así logra rapiñar algunos buenos momentos. Pocos, pero buenos momentos al fin. Nada que justifique ver una temporada de seis episodios.
Hay historias de nobleza, sacrificio, traiciones y alianzas. Vueltas de tuerca de telenovela coreana (o de cualquier otro lugar del mundo) y algunos momentos previsibles o malos. Lo que al creador de la serie le llevó más de diez años crear, ahora se le aceleró para estas dos temporadas. Era esperable la decadencia. Los VIP, esos personajes insufribles, alcanzan en esta temporada 3 su punto más insoportable. Ese nivel de trazo grueso solo le corresponde a una serie mala, no a una en decadencia. Pero la noticia final es la única que cuenta. El juego del calamar 3 cierra abriéndose por completo, prometiendo muchísimo más para el futuro, incluso más allá de Corea del Sur. El engaño ha sido sembrado, esa ilusión de que las cosas ahora están saliendo mal, pero tal vez en el futuro se transformen en algo mucho mayor. Hay más energía en esa promesa que en los seis episodios. Si alguna vez fue un fenómeno global, tal vez en el futuro vuelva a serlo. Dos temporadas malas ya son suficientes, no alcanza con una sorpresa final.
www.leercine.com.ar