En los primeros diez minutos de Juego sucio se nota que estamos frente a una verdadera película de acción. No un contenido para plataformas incomprensible y sin gusto, sino una verdadera narración cinematográfica llena de ideas y filmada con estilo. Esto es tan poco habitual que salta a la vista al instante. Son varias las escenas que hacen de este prólogo una de las sorpresas del año. Aunque tal vez no sea del todo sorprendente porque la dirección es de Shane Black, también responsable del guion. Qué hermoso y que sano sería si todas las películas pudieran ir al hueso en cada escena sin tantas vueltas ni tonterías. Incluso directores prestigiosos y famosos son incapaces de entregarnos entretenimiento de esta calidad.
Cómo han enseñado los grandes autores clásicos, no hay que hacer introducción, nudo y desenlace de cada escena, sino meterse de lleno donde pasan las cosas. Así empieza y así se mantiene Juego sucio, avanzando con firmeza y con un ritmo arrollador. Es una película de robos pero es una película de acción. Tiene humor, tiene drama, no le preocupa mucho la corrección política y también tiene algo de seca amargura. Shane Black, guionista de películas como Arma Mortal y director de Kiss Kiss, Bang Bang, conoce como pocos este oficio. Porque esta película está en streaming y no en salas de cine es un misterio cuya respuesta no intentaremos dar acá. Por supuesto que es injusto y absurdo que eso pase. Al menos alguien puede seguir filmando así, no es poca cosa.
Parker (Mark Wahlberg), es un experimentado ladrón profesional, pero una serie de eventos complica el robo que lleva adelante con su banda. Las cosas empeoran aún más luego del robo y Parker sobrevive pero con la certeza de que va a vengarse. Dicha venganza ocurre en el siguiente robo que tiene por delante. Unas reliquias pertenecientes a un barco hundido son rescatadas de la costa de un país gobernado por un dictador. Tanto dinero es que podría salvar a la pequeña nación. Pero el gobernante tiene otros planes. Parker se asociará a Zen (Rosa Salazar) con quién ha tenido problemas en el trabajo anterior y a su viejo equipo, incluyendo al actor teatral fracasado Grofield (LaKeith Stanfield). El golpe no es sencillo, hay una organización delictiva interesada en la fortuna y también un multimillonario que desea hacerse con el botín.
No es una, ni dos, ni cinco, son muchas más las veces que la película sorprende. Con la trama de robo las sorpresas son estándar, pero con las escenas de acción se nota que el realizador conoce y ama su oficio. Los efectos visuales no son los más caros del mundo pero ilustran bien las ideas de guión. Nadie en su sano juicio puede decir que esta película se parece a otras que se hacen actualmente. Una gran alegría para cualquier que ame el género y pueda cruzarse con Juego sucio.

www.leercine.com.ar