Las pugnas y polarizaciones entre políticos siempre han coexistido, podría registrarse incluso como parte de la “ecuatorianidad”. Siempre he creído que es imposible gobernar con odio. O al menos hacerlo bien. De una pelea en el barro nadie sale limpio. Es mejor construir, comunicar gestión, no marketing. Hay que estar lejos de la bronca y más cerca de la gente
Todos estamos un poco sobreviviendo. Hablamos de una percepción de la realidad. Cuando se estudia datos para entender el clima social y el comportamiento de la gente, más que las cifras, en determinado momento, importan las tendencias. Ésta es una de ellas. Sentimientos de preocupación, inseguridad, incertidumbre, ansiedad, depresión, enojo y frustración se vienen manifestando tan profundos como el mismo deseo urgente de cambios. Los grupos focales están arrojando una caducidad de la consigna “que se vayan todos” -muy arraigado en la sociedad ecuatoriana desde la “Rebelión de los forajidos”- hacia el “quédense ustedes, nos vamos nosotros”.
Contexto. Son múltiples las razones para aquello. Por ejemplo, el mundo de hoy es absolutamente diferente al del siglo pasado, las fronteras del metro cuadrado que habitamos son el infinito y nos podemos comparar con una mayor cantidad de otros aún al otro lado del mundo. Estamos en comunicación permanente con amigos reales o virtuales que influyen en nuestras percepciones y expanden conocimientos de las cosas que pasan. Hay una posibilidad gigantesca de acceder a contenidos (textos, audios y videos) que hasta los algoritmos están siendo desafiados. Son pocos los segundos disponibles para el aburrimiento. La revolución de las ciencias aprieta el acelerador día tras día, tan solo en el 2020 se duplicó la información producida por la humanidad desde sus orígenes, leí hace poco. Cada mes se producen cientos de investigaciones acerca de cómo somos, porqué actuamos y cómo nos comunicamos. Estamos a pocos años de convertirnos en cyborgs, piensa el profeta del futuro, Ray Kurzweil. Hoy quizás ya lo somos, sin el celular en la mano nos sentimos vacíos, nos falta todo. Lo más seguro es que los humanos no serán la misma especie de hoy.
Otro elemento de estudio transversal es el impacto que dejó la pandemia en nuestras vidas. Organismos como UNICEF, OMS y prestigiosas universidades e institutos del mundo, han levantado informes alertando sobre las secuelas en la salud física y mental. Conversaba hace poco con la doctora Julieta Sagnay y estaba asombrada por la aparición cada vez mayor de cuadros críticos de estrés, ansiedad y depresión en pacientes niños, adolescentes y jóvenes. Otro punto central como rezago brutal del COVID-19, es que para muchos la economía, entendida como la capacidad individual de cubrir necesidades y sueños, voló por los aires, quebraron y aún no logran estabilizarse. La banca nunca pierde, aunque el mundo se venga abajo.
Pulso político. La reciente pugna entre el Gobierno de Daniel Noboa y la Corte Constitucional está siendo analizada a diario por el círculo rojo en noticiarios, espacios de diálogo y la esfera digital. Muy pocos terminan de entender este tema y las argumentaciones técnicas-jurídicas que se exponen, menos aún las justificaciones políticas cuando las necesidades individuales insatisfechas son más apremiantes. Cuando preguntamos en Portoviejo y Manta cómo considera que está resultando su vida en comparación al año anterior, cinco de cada 10 personas dicen que peor, cuatro igual, uno mejor. La disputa Noboa-Corte no está en la conversación cotidiana. La mayoría está más preocupada en llegar a fin de mes, que su familia pueda comer, que sus hijos estén en el sistema educativo, pagar las cuentas de sus consumos más elementales, encomendándose a su Santo, Santa o Virgen de confianza para no enfermar de gravedad, pues tienen malas experiencias en el sistema de salud público y limitando su interacción en espacios públicos para evitar ser parte de las estadísticas que ubican al 2025 como el año más violento de la historia ecuatoriana. “Cada hora ocurre un homicidio y, en promedio, se registran 25,5 muertes diarias. Si esta tendencia se mantiene en 2025, cerraremos el año con una tasa de 54 homicidios por cada 100.000 habitantes…, superando incluso a 2023, cuando la tasa fue de 46,25 por cada 100.000 habitantes”, según Michelle Maffei, experta en prevención de crimen organizado.
Las pugnas y polarizaciones entre políticos siempre han coexistido, podría registrarse incluso como parte de la “ecuatorianidad”. Sin embargo, ¿cuánto de esto le puede servir al presidente Noboa para tener gobernabilidad, en el contexto de multicrisis que decidió administrar? En el mundo moderno, las movilizaciones convocadas por el poder político de turno, son vistas como un espectáculo propio de las viejas formas de hacer política, que sirven para repotenciar egos, pero no para reivindicar causas o derechos civiles. ¿Era necesario calentar las calles en medio de un conflicto armado? Una idea puesta en marcha, sin que responda a una estrategia, es una mala idea. Más aún, en sociedades horizontales donde los ciudadanos no quieren ser servidores de los dirigentes, ni observar a sus líderes viviendo en vitrinas, reclaman soluciones. Desde aquel 12 de agosto, día de la marcha, los periodistas cuestionan quién y cómo se la financió. Es muy probable que sus investigaciones sean más amplias que las respuestas de los voceros oficiales. El silencio también comunica.
Siempre he creído que es imposible gobernar con odio. O al menos hacerlo bien. Lenin Moreno fue elegido presidente en 2017 cobijado por Rafael Correa, meses después dedicó su tiempo y esfuerzos en perseguirlo. Terminó como el mandatario peor evaluado de la historia democrática. En 2021 inició la administración de Guillermo Lasso y debía culminar en 2025. Su final fue escabroso. Lasso fue el primer gobernante ecuatoriano en decretar la muerte cruzada, destituyendo a la Asamblea y sacrificando su propio mandato. Tras casi una década de haber dejado la Presidencia, Correa mantiene una base de +-25% de popularidad hasta el momento y, por él, su organización política es actor principal en elecciones nacionales y seccionales. Sin embargo, el tiempo pasó y se aceleró. Es también muy probable que Correa no vuelva a captar el Poder Ejecutivo, pues estadísticamente sus negativas duplican a sus positivas. Son hechos. Los grandes expositores de dogmas económicos, sociales y políticos van siendo dejados en gavetas con polvo, lo mismo pasa con las ideologías. Renovarse no es repetir peleas o hacer el ridículo en redes sociales queriendo parecer lo que no se es, sino dar espacio a los nuevos temas que mueven a la mayoría de los electores de la sociedad hiperconectada y empatizar con autenticidad. De una pelea en el barro nadie sale limpio. Es mejor construir, comunicar gestión, no marketing. Hay que estar lejos de la bronca y más cerca de la gente.
Néstor Romero Mendoza
Columnista www.vibramanabi.com