Cuando varias personas se concentran por un mismo objetivo o ideario y con la misma intensidad, desarrollan una energía común que puede expresar sentimientos y emociones primarias universales como alegría, tristeza, ira, miedo, enojo, sorpresa, asco. La aparición de estos rasgos sobre la calle y la calle on line tiene consecuencias impredecibles. La obtención del Premio Nobel de la Paz por María Corina Machado es la reivindicación de la protesta social contra todo tipo de autoritarismo.
Quizás ¿habrá algo más imponente e impresionante que un caballo blanco? Desde la antigüedad, a través de mitos y leyendas, ha sido un símbolo poderoso de lo distinguido, pero también de lo raro, con un rol de héroe o especie sagrada que triunfa sobre las fuerzas negativas. Cuenta la mitología griega que Pegaso, el caballo alado de Zeus, era blanco y cargaba el trueno y el rayo del padre de los Dioses y los hombres. Del folclore de las montañas surgen creencias de que posee cualidades proféticas, que alertan cuando un peligro está cerca. Aunque no hay evidencia científica, a veces solo hay que creer para que algo sea real, ¿verdad? En el libro del Apocalipsis, el jinete del caballo blanco representa la victoria, la conquista o, para algunos intérpretes, la palabra de Dios. En tal caso, desde el imaginario humano esta especie ha representado el bien y el triunfo. Mas, ¿qué ocurre cuando el caballo blanco se mancha? Limpiarlo es posible y, a simple vista, hasta podría parecer que la suciedad fue eliminada. Lo cierto es que ya no será igual. Algo de pureza perdió. Algo de magia se fue. Vemos con el cerebro, no con los ojos.
El límite entre la grandeza y el absurdo del poder político es tenue. Por rigurosidad profesional, gusto de revisar con frecuencia los hechos sociopolíticos de nuestros países vecinos y de otros contenientes, como una posibilidad de ampliar la visión, una aproximación empírica de política comparada e ir siguiendo como se construye el pensamiento colectivo. Para el psiquiatra y psicólogo Jung la mente humana está compuesta por distintos niveles, y uno de ellos es la conciencia colectiva, refiriéndose a lo que trasciende de la experiencia individual y abarca patrones y contenidos que son compartidos en un tiempo y espacio, o incluso desde el pasado ancestral, y que al transmitirse moldean nuestra forma de pensar, sentir y ver el mundo. Cuando varias personas se concentran por un mismo objetivo o ideario y con la misma intensidad, desarrollan una energía común que puede expresar sentimientos y emociones primarias universales como alegría, tristeza, ira, miedo, enojo, sorpresa, asco.
La aparición de estos rasgos sobre la calle y la calle on line tiene consecuencias impredecibles. En diciembre 17 de 2010, Mohamed Bouazizi no sabía que iba morir. Caminar las calles de Sidi Bouzid, Túnez, en búsqueda de clientes era su rutina. Pero aquel día, este humilde vendedor ambulante fue golpeado, humillado y su mercadería y dinero arrebatos por policías de la localidad. “Cuando la situación es adversa y la esperanza poca, las determinaciones drásticas son las más seguras”, pensaba el historiador Tito Livio. Con su pluma, Antoine de Saint-Exupéry definió que “el mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe adónde va”.
A Mohamed Bouazizi lo denigró gente que sentía tener poder, un poder ilimitado. Su bronca, dolor y frustración se convirtió en decisión. Bañó su cuerpo con combustible y se prendió fuego. Su inmolación y agonía fue la chispa que encendió un estallido social, protestas que no tenían dueño sino lideradas por miles de personas, que se extendieron rápidamente por Túnez y luego por otros países árabes, demandando el fin de los regímenes autoritarios, la corrupción, la crisis económica, el desempleo y la falta de libertades, producto de medidas políticas y financieras pensadas y ejecutadas por élites a espaldas de la gente.
Mohamed Bouazizi terminó de morir el 4 de enero de 2011. Y 10 días después, el presidente tunecino Ben Ali dimitió por la presión de la calle potenciada por la red. A este fenómeno propio del pensamiento colectivo lo llamaron “La Primavera Árabe”.
El paso del tiempo lo cambia todo. Si usted nació antes de 1999, ese mundo en que creció ya no existe. El internet nos cambió la cabeza, no es una evolución superficial. Cada día aparecen incontables innovaciones tecnológicas en diversos campos, desde la inteligencia artificial hasta la sostenibilidad, pasando por la salud, la robótica y la electrónica de consumo, que van acelerando y transformando la vida cotidiana, el trabajo y el ocio. Es muy probable que, dentro de pocos años, como sugiere uno de los profetas del futuro Yuval Noah Harari, los avances en la ingeniería genética, la nanotecnología y la IA permitan a la especie humana superar sus limitaciones biológicas, extender aún más la vida o hasta acabar con la muerte.
Por muchos años se creyó que los genes del padre y de la madre eran el cimiento único del ADN de su hijo. Hoy, a través de la epigenética, sabemos que, por ejemplo, si usted tiene hoy una experiencia traumática que marca emocionalmente su vida y mañana decide tener hijos, y ellos a su vez más adelante elijen darle nietos, en la composición de la expresión genética de éstos últimos puede reflejarse el estrés traumático que usted soportó, y se manifestará en sus nietos en forma de ansiedad u otros trastornos. Aquello va dando más luces para comprender el comportamiento humano desde su origen.
Las personas asumen riesgos para obtener ganancias. No obstante, cuando la posibilidad de perder es más alta que la de ganar, harán todo lo posible para evitarlo, incluso actos irracionales. Este sesgo en la toma de decisiones es la base de la teoría prospectiva, por la que Daniel Kahneman conquistó el Nobel de Economía en 2002.
En este sentido, esta semana se publicó un nuevo estudio, en Nature y Current Biology, que expone los mecanismos cerebrales que nos hacen más sensibles a las pérdidas y nos llevan a darles mayor importancia que a las ganancias. Los investigadores utilizaron electrodos de profundidad, que pueden detectar la activación de células individuales del cerebro. Así, cuando sentimos que estamos por ser derrotados es menos probable que confiemos en el conocimiento acumulado y más seguro que sigamos explorando alternativas propiamente desconocidas, incluso si esas opciones conllevan más pérdidas y menos ganancias a corto plazo. Aquello podría explicar los por qués, en política, cuando un régimen asume posiciones radicales, prepotentes, carentes de empatía y hasta brutalmente violentas, su percepción de buen gobierno cae al piso como por un tobogán. Cuando la desconfianza se instala por completo, la gran mayoría se vuelve menos tolerante a las actitudes y aptitudes del mandatario y su círculo de poder. Entra en un túnel sin retorno hasta estrellarse con rebeliones sociales que, generalmente, son procesos que se cocinan a fuego lento.
La obtención del Premio Nobel de la Paz 2025 por María Corina Machado es la reivindicación de la protesta social contra todo tipo de autoritarismo.
Hay que tener la predisposición al consenso que se precisa para gobernar, concibiendo al Estado político como un espacio neutro dentro del cual cesa todo conflicto destructivo al controlar sus causas, tal cual lo pensó Rousseau. A su vez, gobernar exige mesura para evitar el colapso institucional. Gestionar la política con distractores tiene un límite funcional que, cuando es superado, es percibido como locura.
Uno de los exponentes más potentes de la denominada nueva-política-pop es Javier Milei. Gritando, saltando, llorando, cantando y rugiendo sobre escenarios, en plazas y sets, logró captar la atención de una mayoría de votantes que lo llevó a ocupar la Casa Rosada de Argentina, hace aproximadamente 700 días. La política es espectáculo, él lo comprendió y plasmó con sus ejecutorias en campaña. Esta semana intentó volver a realizar ese tipo de presentaciones histriónicas, en el contexto previo a las elecciones legislativas del 26 de octubre. Para muchos ciudadanos que antes lo aplaudían y se adherían, resultó incomodo y hasta vergonzoso ver al presidente jugando a rockstar en un país que no supera sus multicrisis, donde las familias no logran mejorar su economía y donde cada semana aparecen más denuncias de corrupción en el entorno cercano presidencial. Una mayoría pasó de adorar al “loco lindo” a mirar los riesgos de tener un “loco peligroso”. Otros tantos observan, quizás, esperando su momento para juzgarlo y no exclusivamente como un “loco tonto”, nada nuevo en la práctica política latinoamericana. Las calles argentinas se están calentando. La historia universal, la lejana y la reciente, refleja que de las protestas sociales todos los gobernantes que la han podido sobrevivir, han salido muy debilitados. Si los resultados electores de este mes no le son favorables a Milei, es muy probable que el pelearse con tantos y al mismo tiempo, incluso pretendiendo aplastar a quien no coincide con sus dogmas e intereses, le terminen explotando en las manos con impactos impensables. ¿Qué ocurre cuando el caballo blanco se mancha? Esto. Algo de pureza perdió. Algo de magia se fue.
Toda teoría es una hipótesis por validar. Privilegio los hechos sobre las creencias, pues del sesgo de la confirmación de lo propio no nace nada nuevo.

Néstor Romero Mendoza
Asesor de comunicación política estratégica
Columnista www.vibramanabi.com 10/10/2025
De animales a dioses - Breve historia de la humanidad / Por Yuval Noah Harari